Puntuación del crítico: 8 | Su albúm más vilipendiado. El menos vendido. Y sin embargo, a pesar de todo, un Lp que debería haberles ayudado a recuperar algo del crédito perdido en Be here now...Uno de esos discos en el que hay más de lo que parece a simple vista.
Como en la cita de Newton, Oasis se ha subido a hombros de gigantes. Y a aquellos que les han señalado desde siempre por su revivalismo, que les han acusado de falta de originalidad(cuando nunca han pretendido ser originales) ignorando el gran puñado de canciones que dejaron, parecían responderles con el título del disco.
Y sin embargo, lo irónico, es que este disco era un tímido intento de cambio. Oasis se adentaba en nuevos terrenos, sin Owen Morris a los mandos de producción... Y voy a ser sincero. Oasis sale perdiendo en el cambio...porque no sirve de mucho producir impecablemente casi todas las canciones, y joderla con la mejor del disco: Sunday morning Calls tocada en directo, con una simple guitarra acústica, es una delicia, desprende sencillez, es una balada inmortal...pero en el disco, con toneladas de efectos y un coro de walkirias wagnerianas, bueno, es insufrible. Mark ‘Spite’ Spent hizo bien todo el trabajo menos el más importante, porque junto con Gas Panic, un medio tiempo notable dotado de cierta épica, sunday morning calls era el mejor single posible.
El album se abre con un instrumental de aires setenteros, pegadizo y sólido: Fuckin in the bushes, que en realidad si tiene cierta letra: Unos samplers de entrevistas...
Es un inicio más que adecuado que marca el tono del disco, y enlaza diractamente con Go let it out, pop sin pretensiones, que por ser una de las canciones más accesibles y enérgicas del disco acabó de primer single, sin ser ni de lejos de lo mejor del disco.
Who Feels love es la canción más psicodélica de Oasis, tomando como modelo el "Tomorrow never Knows" de los Beatles, pero tambien a los Stone Roses(el videoclip viene ser un remake intencionado de uno de los chicos de Ian Brown). Sin ser nada novedoso, Oasis se adentra en terrenos que no había pisado anteriormente, y llega a fabricar una ensoñadora balada con riffs marcianos a lo Pretty Things...
En Put Your money where your mouth is nos encontramos con la clásica canción rollingstoniana...It’s only rock and roll but I like it...Realmente efectiva, con unas guitarras y unos coros sobresalientes, tal vez algo falta de frescura y actitud.
Little James es la primera canción de Liam incluída en un disco, y por que no decirlo, no esta a la altura del material de su hermano. Sin embargo Noel explicaba su inclusión como un modo de animar a su hermano a seguir componiendo, y el hecho es que en discos posteriores ha mejorado a pasos agigantados. Viene a ser una nana cósmica dedicada a su hijastro de entonces, con una letra algo simple pero sentida, unos versos bastante buenos, pero sin estribillo, sonando unos ampulosos coros que suenan algo forzados en su lugar. La guitarra busca sin descanso el fantasma de Hey Jude sin lograr alcanzarlo nunca. Debiera haber sido cara b.
Gas Panic es de lo mejor del disco. La interpretación de Liam raya la perfección en unos versos hechos a su medida. Un medio tiempo que empieza casi recitado y crece y crece hasta hacerse enorme. Es densa, una maraña de sonido que esconde una canción notable bajo capas de producción esta vez efectiva. Cómo no fue single es un misterio.
Where did it all go Wrong: Otra canción que incomprensiblemente no fue single. Una balada de tiempos que se fueron, cantada por Noel, con una de las mejores letras del disco. Se trata de un viaje sentimental, pero no empalagoso, lo cual por una vez se agradece.
Sunday Morning Calls: Sobreproducida, empalagosa, wagneriana. Y sin embargo rebosa calidad, una de esas baladas que Noel guarda en el cajón y saca en el momento oportuno. Una letra emocionante, una melodía perfecta. En directo mucho mejor.
I can see a Liar: El crossover entre los Rolling Stones y Led Zepplin, con un estribillo contundente, una guitarras afiladas, y ganas de botar. Lo más rockero del disco.
Roll it over: Parte de la oscuridad del disco de que tanto se quejan algunos(y que otros confundieron con cierta pesadez de dinosaurio del rock) proviene de esta canción que finaliza el disco a lo grande. Es una despedida desesperada, excesiva, grandilocuente si se quiere, en una canción de nuevo densa, un lamento de todos aquellos tiempos que se van y no vuelven...Épica, alargada hasta la saciedad, puede fatigar, pero no dejar inddiferente. Como a Oasis, se la ama o se la odia.
En Japón se añadía la cara b Let’s all make believe. De nuevo la incomprensible política de Oasis, dejando fuera la mejor canción...Una canción simplemente perfecta, de desesperanza y de fé. Unos versos que parecía hechos desde siempre, en uno de los puntos álgidos de la carrera de Noel como compositor.
El arte de la portada(y contraportada) con la foto de los rascacielos es bastante notable, y portadas posteriores de Oasis han dejado mucho más que desear...
|